domingo, 29 de enero de 2012

Comentario interpretativo al texto de Los ancianos Hopi (Elders) Nación Hopi. Oribi, Arizona.



Comentario interpretativo al texto de Los ancianos Hopi (Elders)
Nación Hopi. Oribi, Arizona.

Los Indios Hopi son un pueblo amerindio, del grupo shoshón de la familia lingüística yuto-azteca, conformados por alrededor de 10.000 personas. Hoy día se encuentran radicados en el actual territorio de Estados Unidos, específicamente en las mesetas del noreste del estado de Arizona en la reserva federal del Pueblo Navajo, la zona es popularmente conocida como las cuatro esquinas.
Se agrupan y organizan en poblados. Estos asentamientos, en los que se conservó la cultura hopi mucho después del dominio español y europeo, han sido objeto de intensos estudios por parte de antropólogos. Llama la atención la antigüedad de sus poblados, ya que es considerada la cultura nativa más longeva en tierras de América del norte, con una historia que va más allá de los 10.000 años.

El vocablo “Hopi” significa “gente pacífica”, es decir, el nativo hopi rechaza todo tipo de violencia. La relación armoniosa y de respeto no se da solo con sus semejantes, sino también con animales y plantas.
Una de las formas en que se ha mantenido viva su historia, es a través de sus enseñanzas que se han transmitido en forma oral de generación en generación, aunque también se han encontrado petroglifos en varios puntos de las reservas hopi.
Una forma muy usada en esta cultura (como también sucede con muchas culturas ancestrales) es el traspaso del saber por medio de sus profecías, mitos y leyendas. Hay que aclarar de antemano que el termino profecía hace alusión aquí a un tipo específico de enseñanza, como decía el historiador y filósofo estadounidense, Joseph Campbell, es importante entender a los mitos como metáforas o alegorías de verdades trascendentes.
Entonces, son advertencias y enseñanzas que sirven para responder, de una manera simbólica, a las grandes preguntas de la vida.

Anciano Hopi. Elder.

Ustedes le han estado diciendo a la gente que esta es la Onceava Hora.
Ahora deben volver a la gente y decirles que esta es La Hora.
Estas son las cuestiones que deben ser contempladas
¿Dónde estás viviendo?
¿Qué estás haciendo?
¿Cómo son tus relaciones?
¿Estás en la relación correcta?
¿Dónde está tu agua?

Conoce tu jardín.

Es el tiempo de hablar la Verdad.
Crea tu comunidad.
Sean buenos los unos con los otros.
Y no busques un líder fuera de ti.
¡Este podría ser un buen momento!

Hay un río fluyendo muy rapidamente.
Es tan grandioso que mucha gente podrá estar asustada.
Tratarán de aferrase a las orillas.
Sentirán como si los estuvieran arrancando y sufrirán enormemente.
Sepan que este río tiene su destino.
Los ancianos dicen que debemos soltarnos de la orilla,
y empujarnos hacia el centro del río,
mantener los ojos abiertos, y nuestra cabeza por encima del agua.
Mirar quien está allí contigo y celebrar.

En este momento de la historia, no debemos tomarnos nada personalmente,
sobre todo a nosotros mismos! Pues en el momento en que lo hacemos,
nuestro crecimiento y camino espiritual llegan a un alto en el camino.
Ya pasó el tiempo del lobo solitario.
¡Reúnanse!

Desaparece la palabra lucha de tu actitud y tu vocabulario.
Todo lo que hacemos ahora lo debemos hacer de manera sagrada y en celebración.
Nosotros somos aquellos que hemos estado esperando.

Los Ancianos (Elders)
Oraibi, Arizona
Nación Hopi

 
“Ustedes le han estado diciendo a la gente que esta es la Onceava Hora”
Una  hora antes del final del Ciclo.

“Ahora deben volver a la gente y decirles que esta es la Hora”

No sea que cuando crean que llega la Duodécima, esta ya haya transcurrido.
Concluye el 5º Mundo y con él una Era.
Concluye el 5º Mundo de 1144 años con sus 13 cielos y 9 infiernos; y con él también concluye una Era de 28600 años, también se le llama Un Sol y Una  Humanidad. Para unos es la 5ª Era, para otros la 6ª. No importa demasiado que sea la 5ª o 6ª Era. No importa que se ponga a contar el tiempo desde hace 171600 años o desde 143000 años. A nuestros ojos es casi lo mismo. Lo importante es que se produce progresivamente el tránsito y éste es como una adolescencia. Al principio imperceptiblemente se producen cambios que influyen en todo el organismo modificando el aspecto, los sentimientos y emociones; y ello tiene algo de excitante y aventurero, y de duelo y apego a lo que se deja atrás. La aspiración y el temor, ambos al tiempo; lo innovador y el apego seguro a lo conocido.
¡Ya es Hora! No es algo que se acerca. Es algo que acontece Ahora, Hoy. En nosotros, en nuestro espíritu, en lo que nos rodea, en todas nuestras relaciones. Es el hermoso inicio de esta misiva de los ancianos Hopi. “¡Despertar! Es justamente el tiempo de acción”. “¡Es la Hora, aquí, en este instante precioso!” ¡No os lo perdáis!

Y nos dicen seguidamente:
“Estas son las cuestiones que deben ser contempladas…
¿Dónde estás viviendo?
¿Qué estás haciendo?
¿Cómo son tus relaciones?
¿Estás en la relación correcta?
¿Dónde está tu agua?”

¿Dónde estás viviendo? No se refiere al lugar físico donde resides, se refiere específicamente en qué ámbito de tu personalidad tienes tus raíces. ¿Vives perdido en la confusión de tu imagen o ego?, ¿vives entonces fuera de ti mismo? ¿Vives arraigado en tu espíritu, en tu Ser o Self? Si estás arraigado, si vives en tu Ser, entonces sigues tu “Senda con corazón”, “tu camino existencial, tu tránsito en un mundo que tiene corazón”.
¿Qué estás haciendo? El guerrero es un ser en acción. ¿Qué haces? ¿Te entorpeces o te apegas? ¿Eres íntegro e impecable entre lo que piensas, sientes y haces? Si estás alienado de tu Ser “harás”, actuarás en confusión, un día por aquí, otro por allí… sin que lo uno ni lo otro aporte alegría en tu ser. Si lo que haces, tu acción sale de tu Ser, de tu hogar, entonces la creatividad iluminará tus actos; tu integridad te ilumina y te conviertes en un modelo, en un líder del Ser. Los ancianos te invitan a meditar acerca de tu integridad en la acción. Si todos actuamos conforme al corazón, en lo que tiene sentido existencial, entonces nuestras acciones son armónicas con la vibración de la Madre Tierra, con el sistema que configura la vida de nuestro planeta.
¿Cómo son tus relaciones? Todos somos espejos de unos en otros y pueden ser espejos limpios, ahumados o neblinosos y rotos. Nuestras relaciones nos devuelven lo que nosotros irradiamos.  El mundo de las relaciones se configura de acuerdo a  nuestras proyecciones, a nuestras interpretaciones. Atraemos y repelemos de acuerdo a lo que proyectamos, en unos casos cosas que tememos y acontecen, en otras admiramos y sentimos envidias, o nos ocultamos tras de personajes rechazando nuestro poder personal. En ocasiones idolatramos y elevamos injustamente a nuestros líderes hasta deshumanizarlos y después los destruimos despiadadamente cuando muestran que no son perfectos, ni infalibles, sino personas como todos con fuerzas y flaquezas. El meditar acerca de la ley de la atracción es lo que nos sugieren los ancianos hopi. Detrás de todo, lo que sean tus relaciones dependerá de dónde habites en ti y de que tus acciones sean o no integras y con sentido existencial.
¿Estás en la relación correcta? Si como acabo de decir habitas en tu Ser y manifiestas a éste en tus sentimientos, pensamientos y acciones estás justamente en la relación correcta. Si no atiendes a tu Ser, si la confusión inunda tus sentimientos, si tu mente yace en el laberinto de la confusión y duda, si tus acciones responden a deseos y actitudes egotistas, entonces no estás en la relación correcta. Correcto es lo armonizado con tu autenticidad; incorrecto es aquello que te aleja o traiciona tu verdad ontológica. Ser uno mismo (de acuerdo con la verdad existencial) o no ser. Esta es la cuestión. Mantener abierta la comunicación entre tu conciencia periférica y la profunda, entre tu cognición y tu intuición, entre tu razonar y tu crear, entre el actuar y el ser. Contestar a esta pregunta es como responder a “Conócete a ti mismo” y “Amate a ti mismo”. Si es así, entonces te relacionarás del mismo modo con los demás cumpliendo el mensaje budista de “Todos tenemos el derecho de ser felices, por ello hay que ser compasivo”.
Y tras reflexionar meditativamente estas cuestiones te preguntan los sabios de la tradición hopi ¿Dónde está tu agua? Ahí te increpan acerca de tu fluidez. No se preocupan de que si eres húmedo o fresco, sino de cuán fluido eres. Cómo es tu capacidad de flexibilidad y adaptación a los acontecimientos que acontecen en esta Hora. Qué apegos aún te   retienen o encadenan a los viejos modelos que caducan. Cómo la alegría, el entusiasmo y la libertad te impulsan en tus acciones. Lo rígido aguanta, se opone. Lo flexible se adecua, cede sin oponer resistencia ante la dificultad, pero conservando su flexibilidad y fortaleza. Fluir es darse cuenta que la energía que surge de tu ser y que fluye por tus canales organísmicos sin bloqueos, ni obstáculos hasta la piel y más allá de ella en el contacto con los demás. Fluir es dejarse ir a la fuerza del Ser, con su manantial inagotable de energía y armonía. Fluir es dejarse llevar por esa fuerza existencial que hace que todo cuanto piensas, sientes y haces tiene pleno sentido para ti y te indica que la vida que llevas y tal y como la llevas es la adecuada por satisfactoria, veraz e íntegra. Ser agua fluida es considerarse que somos la fuente, el arroyo, el río, la desembocadura y el mar al mismo tiempo; que mientras del caño mana agua, hay agua que abraza el océano fundiéndose en su gran misterio. En cada instante nacemos y renacemos y morimos en algo. En cada instante discurrimos por aguas agitadas de rápidos torrenciales y cascadas, y discurrimos en la languidez de sinuosos meandros y tranquilos lagos. Cuando niños éramos fluidos por naturaleza, la educación nos densificó; volvamos a ser como cuando niños, ligeros y fluidos, con la sonrisa de la expectación y del asombro ante el mundo que contemplamos y por el que transitamos sin apegarnos al pasado ni en las expectativas que ideamos para el futuro. Estar en el aquí y ahora es fluir en este momento y un instante después ya ha dejado de ser, entonces estás fluyendo en otro acontecer y momento. Fluir es vivir y se vive sólo en el presente. “Yo, aquí y ahora soy”.


Los ancianos hopi dicen: “Conoce tu jardín”

Un jardín es una naturaleza hecha de acuerdo a lo que te gusta y como te gusta. Un jardín es un lugar bello donde estar gozosamente. Es también el lugar que cuidas, que trabajas, que requiere cuidado y dedicación. ¿Qué plantas en tu jardín? ¿Qué recoges de él? ¿Con qué lo embelleces? ¿Qué colores y fragancias florecen en él? ¿Qué frutos te proporciona? ¿Cómo mantienes fértil tu tierra? ¿Cómo y con qué la abonas?... Es tanto lo que supone ocuparse del propio jardín de tu persona… Tiene tanto por mostrar de gracia, de belleza, de vida… ¿Cómo cuidas y te ocupas de aquello que supone tu belleza y esplendor? Un jardín es un lugar donde estás en bienestar y que resulta ser fruto de tu propia creación de acuerdo a tu propia naturaleza. ¿Qué siembras en tu suelo? ¿Cómo cuidas de que florezca y fructifique tu creatividad? ¿Cuánta belleza creas y cultivas en tu vida? Un jardín es un lugar, también, para compartir, donde acoger a tus relaciones y obsequiarlas con una feliz y agradable velada. Quizás, en vez de jardín, tengas un solar yermo, de suelo duro y seco donde sólo pueden crecer espinas. Es la creación que haces en ti y con la que ofreces la creatividad de tu persona a las relaciones, sabiendo que la primera de ellas eres tú mismo.

Los ancianos agregan…
“Es tiempo de hablar la Verdad”.

 
Verdad como nombre propio. Es decir, tu “verdad”·. Lo que realmente eres tú y manifiestas a través de ti. Si respondes favorablemente a las cuatro primeras cuestiones te sitúas cada vez más en ella y sentado en ella puedes convertirla en palabra, en verbo. La verdad no es un dogma, la verdad no es una ley escrita. Nadie es poseedor de la verdad universal. Eso escapa a todo conocimiento posible. Y quien diga que posee la verdad para todo y todos es un impostor mesiánico. Lo que tú “Verdad” te puede decir es que dado que todos estamos hermanados por ser hijos de la Madre Tierra, todos compartimos un sentir común de pertenencia a nuestra madre y una fraternidad en todos los seres que en su útero se han gestado y nacido. A partir de aquí cada cual debe descubrir su verdad, su autenticidad y hacerla florecer en provecho de todos los demás seres con los que estamos hermanados.
Ceremonia szagrada Hopi
Y en este punto se cumple la siguiente propuesta de los hermanos mayores hopi: “Crea tu comunidad”. De acuerdo con las afinidades compartidas, que se produzcan unas relaciones familiares y de amistad. Una comunidad es un grupo de gente que comparten algo común y habitan en un sitio en común. Crea una comunidad acogedora, hospitalaria, gozosa e intercambia con todos sus miembros toda tu riqueza, toda tu belleza… Confía, respeta, ama a los miembros de tu comunidad, son personas afines en diverso grado. Los has invitado a tu lugar y ellos te brindan el suyo. Todo fluye. Todo está bien, hay armonía, acuerdo y mutuo apoyo.
Y, así, la siguiente frase adquiere pleno sentido: “Ser buenos los unos con los otros”. ¡Cómo no va ser así! Si se da respeto y apoyo mutuo ¿de qué otro modo puede ser? Ser bueno, manifestar bondad no es adecuarse a unas normas morales. Es responder a los demás desde el corazón, desde lo que llamamos la propia humanidad. Es apreciar en los otros que tienen corazón y que lo que causa satisfacción en uno también puede causarlo en ti. Lo que a ti te gusta y te hace feliz también puede producirlo en los otros. Y digo “puede” porque debido a la diversidad de lo  humano, puede haber sensibilidades diferentes que no se ajusten a tus criterios de “verdad”; pero, aún en la diferencia y discrepancia en algunos aspectos, es mucho más lo común que nos reúne que lo que nos separa. Contribuir a que los demás realicen su “verdad”, apoyarles en ello o no interferir en tal comprometida ocupación es manifestar bondad. Es amar lo que se comparte y respetar lo que se discrepa. Bondad es manifestar el concepto budista de la compasión.

 
Los ancianos hopi prosiguen: “Y no busques un líder fuera de ti”.

Obviamente, la mejor guía de lo que es mejor para uno mismo es su propia guía interior, el propio vidente interior, el contacto con la autenticidad y verdad personal. Cuando ese sentido existencial se da, entonces su poder “la vitalidad” le da presencia y fuerza. Posibilita que se manifieste y muestre. Y esa confianza que merece la motivación y metamotivación es lo que nos guía a tomar decisiones y comprometerse en acciones. Conseguir ser fieles al sí mismo, sentir la fuerza y poder de las motivaciones que emanan de nuestro ser y actuar para hacerlas realidad es el principio del espíritu guerrero. Medirse con coraje con las dificultades, superar los obstáculos, establecer estrategias e invertir energía en su realización y entusiasmarse mediante su ejecución es asumir el auto liderazgo; la autodirección y también, como no, el autodiscipulado. En tal caso uno se reúne con otros que también son líderes y, formando un equipo, se refuerzan y apoyan mutuamente en lo que comparten. Seguir a otros, ceder la propia soberanía a otros, es disminuir e incluso desoír nuestro poder personal, sea mucho o poco.  Y esto es auto-realización.

En tal punto nos dicen: “¡Este podría ser un buen momento!”. ¡Sin duda! Cualquier momento en el que asoma la consciencia y el compromiso con el ser es ¡El momento! De poner en práctica estos consejos y sugerencias. La cuestión es cuánta práctica y dominio se tiene de acallar el ruido de nuestra mente y, en su silencio y su pureza, realizarlo. El arte y maestría de meditar juega mucho en tal momento. Estar con la mente silenciosa posibilita que toda su energía quede en disposición de estar en alerta, de estar atenta, al acecho de las oportunidades, y que esa energía tan fuerte se enfoque y concentre mediante la atención y su efecto el “intento”.

“Hay un río fluyendo muy rápidamente.
Es tan grandioso que mucha gente podrá estar asustada.
Tratarán de aferrarse a las orillas.
Sentirán como si las estuvieran arrancando y sufrirán enormemente.
Sepan que este río tiene su destino.
Los ancianos dicen que debemos soltarnos de la orilla, y empujarnos hacia el centro del río, mantener los ojos abiertos, y nuestra cabeza por encima del agua.
Mirar quién está contigo y celebrar”. 


Lo dicho anteriormente sirve a quienes advierten su llamada interior, a los que despiertan y emprenden el compromiso existencial con la propia energía del cambio de Mundo y Era. Pero aunque muchos sean los llamados desde el ser, pocos son los que lo escuchan y atienden y, luego, valientemente, se colocan en la vanguardia de la acción. La gran mayoría, que han sintonizado más o menos con este llamamiento interior permanecen atados a la inercia de su existir, a su vivir rutinario, a sus automatismos hipnoides, a las distracciones ilusorias o no que interfieren con el Ser. Y éste párrafo es lo que les está sucediendo ¡ya! ¡Hoy mismo!
El cambio es un gran caudal de energía dándose en nuestro mundo y va creciendo día a día. Esta energía configura una intensa corriente, con su bravura, asusta, incluso aterra. Parece que arrase la tranquilidad y seguridad de lo viejo y, por ello, conocido. Lo nuevo, por desconocido, produce respeto y temor. Los que se resisten a fluir con la energía de su ser, tendrán que oponerse a ella, suprimirla, endurecerse a su empuje y presión. Cuanta más rigidez, cuanta mayor dureza y resistencia opongamos, más asustados e infelices nos sentiremos. Más estériles, mecánicos y vacuos nos viviremos, odiando a quienes, en gracia, fluyen; envidiando su coraje y osadía; ateridos con nuestro miedo a nosotros mismos. Verán que muchos de sus compañeros, agotados de resistir,  se sueltan y entregan al destino, les parecerá que sucumben, que se rinden. Justamente esa es su liberación. Los que aún se empecinen y agarren a la orilla sufrirán, se angustiarán, se deprimirán, incluso enloquecerán de puro temor. Algunos preferirán matarse antes que ceder. La obsesión, la obstinación pueden llegar a ser suicidas. ¡Esto está pasando hoy!
Los ancianos hopi lo comprenden, ven que este  temor para muchos está totalmente justificado, y nos dicen que tiene una finalidad, un destino, un “para qué”. Lo caduco debe quedar atrás, debe convertirse en historia. Y lo nuevo, con su aspecto de aventura, barrer lo muerto. Dicen que esta corriente que  ruge y nos sobrecoge desde nuestro interior tiene un sentido, un significado, una finalidad. Los que lo han captado desde que era un susurro lo entienden y entusiastamente lo abanderan; y tras los pioneros, los demás que han oído y entendido el significado del alba. Los otros tendrán que ceder por el imperioso y potente flujo de caudal que les arrancará de sus rigideces, de sus posicionamientos egoístas, de su adormecimiento de la propia humanidad. Los venerables ancianos hopi aconsejan que no se resistan, que se deban soltar de la orilla e incluso esforzarse por llegar al centro del cauce, donde la corriente es mayor para que, así, lo que va quedando atrás no golpee ni desgarre en aguas poco profundas. Y también aconsejan mantener la atención despierta, siendo conscientes de lo que sucede, de cómo esta magnífica fuerza nos arrastra impetuosamente, entregándonos a la misma, pero con decisión y confianza, garantizando el poder respirar y poder ver a donde nos lleva; así como tener la oportunidad de navegar en ella con la sensación gozosa de disfrutar de su fuerza. Muchas veces practicamos deportes de “aventura” entregándonos a las fuerzas de la naturaleza; pues ahora es lo mismo y definitivo. Si nos abrimos a la aventura de navegar en las intensas oleadas de energía de nuestro ser, el disfrute de tal vitalidad vencerá todo temor y resistencia. Y desde allí miramos a quienes navegan de igual modo, compartiendo la excitada aventura y, como acertadamente nos dicen los ancianos: celebrándolo conjuntamente.

“En este momento de la historia, no debemos tomarnos nada personalmente, ¡sobre todo a nosotros mismos! Pues en el momento en que lo hacemos, nuestro crecimiento y camino espiritual llegan a un alto en el camino”.  Nos aconsejan.

Es entonces cuando, como maestros, nos aconsejan una actitud que nos favorezca en tales eventos. Nos dicen que no debemos tomarnos nada personalmente. Tomarse los acontecimientos como cuestiones personales es darse demasiada importancia, considerar que los demás o los acontecimientos están en nuestra contra, conspirando contra nuestra persona. Dada la magnitud del fenómeno de cambio de Mundo y Era, esta percepción es del todo equivocada. Si no te sientes bien es porque te resistes al cambio, al nuevo día; no porque la naturaleza esté en tu contra. Si sopla viento o hay tormenta, no es para fastidiarte; no hay nada de ataque personal. Es simplemente que se produce un portentoso fenómeno natural que no le importa lo más mínimo que lo aceptes o rechaces. Si te resistes sufrirás porque te producirá malestar; si lo aceptas podrás descubrir su belleza y gozar de ese portento que tiene lugar. Y si gozas y ves su belleza, si te asombras y maravillas, todo adquirirá sentido y te fundirás con ello. Si te obstinas en su contra, te sacudirá, te derribará y te arrastrará sin compasión. Y puntualizan los ancianos hopi que en especial uno no debe tomarse a sí mismo de una forma personal. Tomarse a uno mismo de forma personal, tomarse muy en serio, es engrandecer el ego y, con ello, interferir con el gran flujo de energía que parte del propio ser. La actitud lúdica de improvisar, de jugar con esa fuerza que brota de nosotros mismos y de cada una de las gentes que nos acompañan es la mejor opción, la más satisfactoria. Y, por ello, es conveniente no tomarse a uno mismo muy en serio. Lo satisfactorio es fluir con esta energía interna que nos conduce y apoya en nuestra auto-realización trascendente y, en tal satisfactorio goce, no se precisa de obstrucciones ni de altos en el camino. Este es un consejo amoroso, un estímulo a no aflojar con el propósito de descubrir todo lo que de humanos somos capaces de realizar.

Nos dicen:
 “Ya pasó el tiempo del lobo solitario.
¡Reúnanse!”

1931. Einstein y su mujer con los Indios Hopis

Así, nuevamente, como amorosos abuelos que son, nos dicen que no estamos en soledad, que ya no es cuestión individual; que debemos agruparnos, reunirnos, hacer una partida, un colectivo de apoyo mutuo. La unión de los poderes de muchos da como resultado mucho más que la suma. Aunar sentimientos y acciones facilita el trabajo y los logros. Pero siendo todos lobos, es decir, guerreros, todos líderes de sí mismos.



“Desaparece la palabra lucha de tu actitud y tu vocabulario.
Todo lo que hacemos ahora lo debemos hacer de manera sagrada y en celebración”.


Por último los ancianos nos dicen que desaparezca el concepto de lucha de la actitud de los implicados y de su vocabulario; ya no es necesario el esfuerzo, el sacrificio, para crecer y alcanzar la espiritualidad (la plena humanidad) y nos lo explican diciéndonos que ahora lo debemos hacer de forma sagrada y en celebración. Sagrado porque estamos en contacto con nuestro sentir pleno, con nuestra verdad, con nuestra autenticidad, con nuestra realización y trascendencia; y ello nos desvela que toda vida y todo fenómeno físico y energético es algo de naturaleza sagrada, copartícipe de nuestra existencia y ser. Y, por ello, motivo de regocijo, de fiesta, de celebración, de música, canto y danza. Es la celebración de la realización en cada cual del significado de la Sagrada Rueda Medicinal.



 
Por eso acaban con esta bella expresión:
“Nosotros somos aquello que hemos estado esperando”.

Pasado, presente y futuro fundido en la esencia de cada uno de nosotros en el Sagrado  momento presente. En este Tiempo, en este Mundo, en esta Era que damos paso e inicio ahora.

Ah ho.


Ernesto Cabeza Salamó.












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